Catando las cebolletas

Como soy un ansias, me cuesta aguantarme mientras las cebollas van creciendo sin arrancarlas todas y meterles bocados. Pero ayer no pude resistirme y saqué una, solo por ver qué tal, si tenían un tamaño decente, si estaban tiernas, si picaban…

Aún están peques, pero el color y la textura van muy bien. Yo iba a correr después, así que no quise probarla por cuestiones de repetición, pero Cris, y sobre todo Marta, confirmaron que estaban muy ricas y nada picantes.

La cebolleta elegida para la degustación. Hay otras 20 o 30.

La cebolleta elegida para la degustación. Hay otras 20 o 30.

Tamaño de la cebolleta, aún algo peque.

Tamaño de la cebolleta, aún algo peque.

Las dos mitades, listas para ser devoradas.

Las dos mitades, listas para ser devoradas.

Cosecha de habas y guisantes

Hoy hemos cumplido un nuevo hito: hemos comido habas y guisantes del huertico. Y de puro milagro, porque el viernes se me olvidó conectar el riego antes de irnos y así se presentaban las matas de habas al llegar hoy…

Las matas de habas, ko técnico.

Las matas de habas, ko técnico.

Rápidamente he procedido a hacerle los primeros auxilios, boca a flor, reanimación cardio-clorofílica y descargas eléctricas en los pistilos, pero no parecía recuperarse. Por suerte, los frutos estaban aún resistiendo, así que los he cosechado rápidamente por si les daba por pocharse en pocos minutos. Vaya tensíón.

Ya de paso, he recogido las últimas judías verdes que quedaban y unos pocos guisantes, que también sus plantas estaban más secas que la mojama.

Las peque plantas de guisantes, más pallá que pacá.

Las peque plantas de guisantes, más pallá que pacá.

Con todo, hemos sacado un buen manojo de habas, unos pocos guisantes para probarlos y unas cuantas judías que haremos mañana o pasado. No ha estado mal. Y ya de paso, libero espacio de esas macetas para trasplantar la semana que viene algo de lo que tengo en semilleros o macetillas.

La cosecha de habas, no ha estado mal.

La cosecha de habas, no ha estado mal.

El conjunto de todo lo cosechado hoy: habas, judías y guisantes.

El conjunto de todo lo cosechado hoy: habas, judías y guisantes.

Habas ya listas para cocinar.

Habas ya listas para cocinar.

Y el puñado de guisantillos. Pocos pero bien hermosos.

Y el puñado de guisantillos. Pocos pero bien hermosos.

La receta ha sido gracias a mi amiga hislibreña, Ángeles Pavía, a base de cebollita y ajo pochados, tacos de jamón, y un buen rato de chup-chup con un chorro de caldo y vino blanco. Lo bueno, que han quedado espectaculares; lo malo, que no hay más. Snif.

El próximo otoño-invierno plantaré toda una fila. ¡Seguro!

Dos deliciosos platos de habas que nos hemos cenado.

Dos deliciosos platos de habas que nos hemos cenado.

Cosecha de judías verdes y habas

Aquí seguimos, como si fuéramos grandes productores de hortalizas, pero en versión mini.

Hoy he recogido unas cuantas judías verdes más, que con unas patatas y unas zanahorias nos han aprovechado bien en la cena…

También un par de habas que estaban tocando el suelo, para ver cómo iban. La verdad, aún muuuuuy verdes, pero hace ilusión recoger frutos tan grandotes.

Buen tamaño el de algunas habas.

Buen tamaño el de algunas habas.

El interior de las habas, algo verdes aún, pero prometedoras.

El interior de las habas, algo verdes aún, pero prometedoras.

La mini cosecha de judías. Muy ricas.

La mini cosecha de judías. Muy ricas.

Cosecha de judías verdes

Hoy me he puesto el sombrero de paja, he cogido la cesta de mimbre, y a cosechar judías se ha dicho. No sé si se ha debido a mi extrema destreza con las tijeras o a la emoción, pero la cosecha se me ha pasado volando. No sé, tenía la impresión como si apenas hubiera necesitado tiempo para recoger las tres judías disponibles…

En fin, vale que no ha sido la recolección más abundante de la historia, pero teniendo en cuenta que de la anterior plantación de judías apenas salió un fruto y además incomestible, el pasar a tres ejemplares es todo un logro. A este paso, en 20 ciclos estoy embotando y vendiendo judías a medio mundo. Todo se andará.

Estos tres ejemplares estaban ya que se caían del peso, pero hay otros cinco frutos engordando, ¡la producción no para!

He cocido el resultado y Cris y yo hemos procedido a degustarlas con un poco de aceite, sal y una gran sonrisa en la cara ;)

Ejemplares de judía verde que he procedido a cosechar. Los jornaleros no han sido necesarios.

Ejemplares de judía verde que he procedido a cosechar. Los jornaleros no han sido necesarios.

Los tres mosqueteros judieros.

Los tres mosqueteros judieros.

Para que se vea bien el tamaño de los ejemplares.

Para que se vea bien el tamaño de los ejemplares.

Cosecha y trasplante de hierbabuena

Ya he comentado alguna vez que la hierbabuena que compré en Fronda hace tiempo decidí multiplicarla por las bravas, arrancando un trozo y plantándolo en otra maceta. Después de unas semanas titubeante, finalmente la nueva planta agarró y ahora está que da gusto verla. De hecho, está muuuucho mejor que la original, no sé muy bien por qué.

Total, que como hoy teníamos comida en casa de mi hermano, he cortado un buen puñado de hojas grandes para hacer unos tés a la hierbabuena. Y ya que estaba, les he llevado una maceta en la que he trasplantado un par de esquejes. A ver si les agarra y así tienen su planta propia.

Sinceramente, da gusto y hace bastante ilusión poder recolectar y consumir tus propias plantas.

Una buena bolsita de hierbabuena para hacer ricos tés.

Una buena bolsita de hierbabuena para hacer ricos tés. Abajo los esquejes.

Esquejes plantados. A ver si prosperan.

Esquejes plantados. A ver si prosperan.

Cosecha de acelgas

Hoy ha sido un día muy especial para el huertico, o al menos para mí. Después de cuatro meses y medio de ensayo y error, riegos y muchos desvelos, por fin hemos podido comernos un pedacito de la producción. En concreto, una tanda de acelgas.

Ya llevaban un tiempo a punto para hacer la primera cosecha, pero hasta hoy no me había decidido a cortarlas, quizás por el temor a que fuera un fiasco y no estuvieran ricas, ¡pero no, estaban de coña!

Acelgas pre-cosecha.

Acelgas pre-cosecha.

Acelgas post-cosecha.

Acelgas post-cosecha.

Con unas tijeras y bajo la supervisión de Cris por si me venía abajo, he ido cortando las hojas más largas, dejando las jóvenes para que sigan creciendo y tener siguientes cosechas.

Ha salido un buen ramo, a pesar de que al cocinarlas se reducen a la mínima expresión…

Decir ¡Te quiero! con un ramo de acelgas.

Decir ¡Te quiero! con un ramo de acelgas.

Cosecha lista para ser cocinada.

Cosecha lista para ser cocinada.

¿El resultado? Dos raciones hermosas de acelgas rehogadas con pasas, ricas, sabrosas y 100% naturales, cosechadas con mucho mimo y atenciones, y que me han provocado unas lagrimillas. Snif.

Ricas acelgas rehogadas con pasas.

Ricas acelgas rehogadas con pasas.

 

Trasplante puerros y primera cosecha

Hoy ha sido un día emocionante. Como podéis leer en el título, después de 4 meses, hemos recogido los primeros frutos de la huerta comestibles… en concreto, el primero: un ajo tierno.

Nuestro primer ajo tierno, listo para alimentarnos.

Nuestro primer ajo tierno, listo para alimentarnos.

Me he venido arriba y he sacado un siguiente ajo, que ha resultado ser tan tierno como Chuck Norris. Aunque me ha resultado curioso ver cómo sigue tan claramente el diente de ajo original, con su planta y sus raíces. Mola, ¿no?

Ajo no tierno. Un tipo duro.

Ajo no tierno. Un tipo duro.

Lo que ya iba tocando era trasplantar los puerros y las cebollas, que me traen de cabeza últimamente, porque tengo cerca de cuarenta de cada y no sé dónde berzas ponerlas (¡falta espacio!). En fin, que por empezar por algún lado, lo he hecho por los puerros.

Cuarenta puerros listos para cambiar de hábitat.

Cuarenta puerros listos para cambiar de hábitat.

Los he ido sacando de uno en uno y separando la tierra de los semilleros (importante no haberlos regado el último día para que la tierra se desprenda bien). Les he cortado un poco las raíces demasiado largas y listo.

Puerros listos para ser trasplantados.

Puerros listos para ser trasplantados.

Un buen manojo de puerros, ¡que olían a puerro!

Un buen manojo de puerros, ¡que olían fenomenal a puerro!

En este caso, es necesario tener macetas profundas para que el puerro pueda desarrollarse. Rellenamos bien de tierra, dejando unos diez centímetros hasta el borde. De esta manera, cuando los puerros se vayan desarrollando, los iré cubriendo con más tierra para que la parte blanca sea lo más larga posible.

Se hacen unos agujeros de unos diez centímetros, separados entre sí otros tantos (o un poco menos) y se dejan los puerros dentro. Se les echa agua hasta cubrir los agujeros y se tapa con un poco de tierra. No hay que apelmazarlo para que el puerro se pueda desarrollar bien.

Maceta grande con unos diez puerros, en invernadero.

Maceta grande con unos diez puerros, en invernadero.

Otra maceta más pequeña, a la intemperie.

Otra maceta más pequeña, a la intemperie.

A partir de aquí, sólo queda esperar a ver cómo evolucionan, especialmente los que están en el exterior… y pensar qué hago con los otros veinte que siguen en el semillero esperando un nuevo hogar.